miércoles, 28 de diciembre de 2011

sebrilla

chillido
el pórtico de la luz

el mirlo blanco
el gato sobre el tejado de zinc
la giralda
maquíllate
zapatitos

jueves, 15 de diciembre de 2011

Si Cambodia fuese un nombre de niño II

SI CAMBOYA FUERA UN NOMBRE DE NIÑO


Pol Pot llegó al poder en 1975 y su régimen atroz terminó en 1979.No duró tanto, ni fue hace muchos siglos. Fue un autogenocidio inspirado por supuestas teorías maoístas de colectivización que tuvo como consecuencia la demonización de la ciudad y quienes allí vivían y la consiguiente divinización del campo y del trabajo en él y la persecución de todo lo que tuviera que ver con la educación, el capitalismo y el exterior. A Pol Pot no le gustaban nada los extranjeros, ni las personas con estudios, ni las grandes urbes por los problemas que pudieran causarle. En tan solo cuatro años acabó con dos millones de camboyanos, un cuarto de la población. Es difícil matar a tanta gente en silencio. Los habitantes de las ciudades fueron mandados a centros de trabajo en el campo, las embajadas y universidades cerradas y todas las relaciones diplomáticas –salvo con China y Corea del Norte- canceladas. Su idea de Camboya independiente era literal, era autárquica. El mundo calló.
China y Estados unidos le dieron su apoyo en Naciones Unidas porque lo contrario suponía dar ventaja a Vietnam y una derrota era suficiente. Tan solo Vietnam, tras múltiples enfrentamientos en las fronteras invadió Camboya-sin ningún ánimo altruista- y se hizo con el poder. Pol Pot fue encarcelado por asesinar a uno de sus colegas y a su familia, en una lucha interna por el poder del Partido Comunista. Pol Pot acuñó términos propios de una novela de ciencia ficción como Año Cero para referirse a 1975, el Gran salto, en alusión a la radical colectivización de todos los medios de producción- también llamada Purificación-, o Camarada Uno para denominarse a sí mismo. Él sí tuvo la ocasión de viajar y estudiar en Paris. Murió de un supuesto ataque cardiaco a los 73 años. La esperanza de vida para un varón era de 48 años en Camboya en el año 1998, año de su fallecimiento. Su verdadero nombre era Saloth Sar y para la mayoría de los camboyanos, fue una sorpresa saber que Saloth Sar era Pol Pot. Era más fácil echar la culpa de todo a un ente abstracto.
Su legado todavía hoy es espeluznante: Un 13% de la población es analfabeta, Solo un 1% de habitantes tiene acceso a internet. Una población mayoritariamente joven con un 45% menor de 15 años. Estos resultados son aun peores en lo que a las mujeres se refiere: Menos del 20% de las mujeres cursan la enseñanza secundaria y solo un 27% acaban el séptimo curso. Un 40% del país vive por debajo del umbral de la pobreza. Se las apañan con menos de dos dólares al día, lo que nos cuesta a nosotros un café. Son solo estadísticas, pero detrás de ellas hay nombres y apellidos con rostro. Pol Pot eliminó el concepto del tiempo. Privó a sus ciudadanos del pasado al manipularlo a su gusto y les hipotecó el futuro al erradicar del país todo lo que tuviese que ver con la enseñanza, el librepensamiento, la música, el arte, las tradiciones y la individualidad. Decía que ellos tenían dos universidades, el trabajo productivo y luchar contra Vietnam. Muchos no llegaron a graduarse en estas asignaturas.
Todo esto pasó ante la pasividad de Estados Unidos, la ONU, los organismos internacionales, los países vecinos, Europa, las grandes corporaciones, los rusos, los chinos, los árabes y la sociedad internacional... Siempre es más fácil echar la culpa a alguien de fuera, sobre todo si no tiene cara y se diluye en unas siglas. Hoy un profesor en Camboya cobra entre 20 y 30 dólares al mes, habitualmente con retraso. Hay pocos docentes formados en el campo y muchos pueblos ni siquiera tienen escuela, lo que obliga a los niños a viajar grandes distancias, habitualmente a pie. Muchos padres utilizan a sus hijos para trabajar en la casa, en empresas textiles, vendiendo ambulantemente a turistas, rompiéndose la espalda en inmensos campos de arroz, cuidando a los animales, o como trabajadores sexuales de despiadados turistas-12.000 niños camboyanos tienen el virus del VIH. A corto plazo, esto les procura muchos más dividendos y al fin y al cabo ellos nunca han sido entrenados para pensar en el futuro. El presente empieza a ser algo tolerable y eso no es poco.
Paseando por los alrededores de Siam Reap, famoso por los imponentes templos de Angkor, las estadísticas se hacen reales. Clases abarrotadas de niños sonrientes que se hacinan en barracones de madera y al lado, niños vendiendo fruta, postales, cuadros y pulseras. Bourey, de 15 años, que perdió un brazo en un “accidente” con una mina, trabaja pintando cuadros dentro de uno de los templos. Paga a la policía de los templos 10 dólares al día para que le dejen estar allí y confía en volver a su casa en una semana. Solo el año pasado murieron 841 personas en Camboya, víctimas de minas terrestres. Champei también subvenciona a la policía de los templos y vende falsificaciones de libros. Tiene ya 18 años y quiere estudiar medicina aunque sabe que solo un milagro-llamado beca-le puede ayudar y que probablemente siga vendiendo libros toda su vida. Channary persigue a los turistas con cuatro postales, cinco pulseras y muchas legañas en los ojos. Apenas tiene 7 años. Botum trabaja como voluntaria en un pequeño orfanato para niños. A las mañanas van a Angkor Wat y lo dibujan, a la tarde aprenden inglés y juegan en una improvisada cancha de fútbol.
La lista es interminable. Hay numerosas ONG en la zona. Todas tiran del mismo carro aunque uno duda de que lo hagan en la misma dirección. Angelina Jolie se enamoró de estos niños que pululan por las calles hasta el punto que, como el que pasea por unos grandes almacenes, se llevó uno a casa. Eso sí, se dejo a los otros dos millones y medio de niños menores de catorce años. Otro nombre sobre el que echar la culpa de nuestra ignorancia consciente, de nuestra más absoluta omisión del deber universal de ayudar. Si no podemos cambiar la realidad al menos lo llamaremos de otra manera: año cero, camarada uno, purificación, países en vías de desarrollo, muertes por inanición, personas bajo el umbral de la pobreza… Que malo era Pol Pot.