miércoles, 15 de diciembre de 2010

el turco de la rana

En Londres uno puede pasear por Savile Row y ver con fascinación los escaparates, los coches y los dependientes, que visten a la clase adinerada inglesa.Por allí pasaron celebridades como Churchill, Napoleón III y hasta el mismísimo Nelson.En París, podemos hacer lo mismo por la rúe Faubourg-Saint-Honoré .Pero eso es todo lo que uno puede hacer: mirar.Hay que irse al otro lado de la vieja Europa, al país donde esta pierde su nombre para ver un espectáculo semejante, en el que te dejen además participar.Al menos así lo era a finales del XIX cuando se sitúa nuestra historia.
      Hablamos de la calle Istiklal, en Estambul.La calle de los sastres, ahora dedicada a todo tipo de ocio, tiendas de souvenirs, restaurantes, cafés y todas las franquicias que desfiguran Europa y por simpatía el mundo entero.Por allí paseaba en busca de todo y nada Basir, el marinero.Recién llegado a Estambúl tras años pescando en barco griego, sentía fascinación por la ciudad y había decidido pasear por sus calles y buscar trabajo por las pescaderías del bazar egipcio, en el antiguo barrio judío.
     De entre todos los comercios de Istiklal Cadessi, uno en particular llamó su atención.Tenía en el escaparate una tela amarilla, como la que su abuela, de origen armenio, solía usar para servir el té.Era de un amarillo azafrán con cadenetas azules que se entrelazaban en todas direcciones, dibujando azarosas formas geométricas.Una joven estaba ajustando la tela en el mismo escaparate a un viejo maniquí.Era esbelta, con cabello negro que le llegaba casi a la cintura y una piel radiante oliva.Basir, que quedó prendado al instante, no lo pensó dos veces y entró  a la tienda.Estaba vacía, Istiklal ya no era lo que había sido, la burguesía se había desplazado a otros barrios.La dependienta, que había terminado con el escaparate  le saludó amablemente.
"Salam Aliekum"
"Aleikum Salam,qué puedo hacer por ti hermano"
"Busco unos pantalones"Contestó Basir, aunque sabía que no  podía pagarlos.Basir llevaba una chaqueta de marinero y una gorra a juego, pero de los pantalones apenas se podían distinguir unos jirones.Ella se fijó que del bolsillo de su casulla  azul asomaba la cabeza de una pequeña rana amarilla."¿Qué es eso?"Preguntó.Basir contestó ruborizado "Es una rana de mar.Me sigue a todas partes, es la reencarnación de mi hermano, o al menos eso me dijo una bruja hace un año cuando estaba de viaje por Estonia.Mi hermano murió en la mar y..." El quería seguir hablando pero notó como los ojos de la dependienta se humedecían y como esto acentuaba su belleza.Su mirada era sincera e infinita y desprendía un suave olor a almizcle.Ella preguntó sorprendida.
"¿Una rana de mar?"
 El sonrió y contestó"Es curioso que no te llame la atención que sea la reencarnación de mi hermano pero sí que sea una rana de mar.El caso es que apareció en el barco cuando mi hermano se precipitó al agua en medio de un fuerte oleaje, y desde entonces no nos hemos separado, aunque yo no creo en la reencarnación"
"¿Cómo te llamas?"
"Benazir",contestó ella sonrojada .Finalmente Basir compró un pantalón azul celeste y quedó  en venir a recogerlo a los dos días.Pasó los siguientes dos días vagando por Estambul, sin rumbo, sin buscar empleo,ni con qué pagar los pantalones, durmiendo al raso y casi sin probar bocado.Contaba los días, los minutos y los segundos para ir a recoger el pantalón y volver a verla.Cuando llegó el día acordado, entró en la tienda, se lo probó y ella le preguntó
"Qué tal los pantalones?"Preguntó ella,sintiendo que nunca volvería a verle.Al fin y al cabo era un marinero.
"Muy bien, pero he pensado que estamos ya en verano y que no me iría mal cortarlos"Contestó él."
Claro,muy buena idea!"Y así quedaron en entregarle los pantalones al día siguiente.
      Transcurrieron los días y Basir inventaba cada día una excusa para no llevarse los pantalones.Cuando ya  no era posible hacer más modificaciones a los pantalones, le tocó el turno a su casaca azul de marinero hasta que un día le dijo a ella.
"Quiero que le quites los bolsillos del pecho, ¿se puede hacer?"
      Ella vio que la rana estaba llorando y le preguntó
"Pero siempre llevas a tu hermano ahí...a mi me gustan dónde están.."
El contestó "He decidido establecerme en esta ciudad .Quiero romper cualquier atadura con el pasado, además como ya te dije, no creo que esta insignificante rana sea mi hermano, creo que lo mejor será..."
"Pero mírala...está llorando...tiene que entender lo que estamos diciendo..."
           Basir suspiro hondo y dijo "Benasir, es una rana y sea o no mi hermano reencarnado, al igual que yo, esta rana llora porque desde que crucé el humbral de esa puerta no ha comido, bebido, ni descansado, y ya no sabe qué voy a inventarme para poder venir a verte"
  Ella quedó boquiabierta y entró a la trastienda.Trás unos minutos salió, llevando consigo una bandeja con té , pástas y dátiles.Mientras el lo engullía , ella le preguntó:
¿Qué te apetece  mañana?

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